Edición N° 393 - Enero 2016
El mundo a través de sus baños
Aunque parezca raro, parte de la cultura de un lugar del mundo se refleja también en sus retretes. Y los hay muy curiosos y asentados en lugares insospechados. Una mirada sobre los distintos tipos de inodoros a través del tiempo.
En el patio de atrás
Según explica Bill Bryson en su libro “En casa. Una breve historia de la vida privada”, John Harington inventó el primer inodoro con cisterna en 1597, pero no fue hasta finales del siglo XIX cuando Thomas Crapper creó el inodoro con sifón, tubería en “U” y cisterna elevada, más parecidos a los que tenemos en la actualidad (el pionero del inodoro moderno había sido el escocés Alexander Cummings en el siglo XVIII).
En la imagen, letrina típica de Australia, hecha con materiales rudimentarios y situada en el exterior. Ojo con la muy venenosa araña de tela de embudo o araña de Sidney, que tiene la fea costumbre de rondar por los wáteres y piscinas.
El rey del barrio rojo
Hasta finales del XIX, las casas tenían cañerías hasta la cocina, en la planta baja, pero la mayoría no contaba con baños en las plantas superiores, ya que las cañerías no tenían presión suficiente para llevar el agua hasta allí.
En la imagen, urinarios públicos de Ámsterdam, repartidos por todas las calles de la ciudad holandesa.
Un urinario muy real
La palabra toilet (inodoro o retrete, en inglés) significó primero un tipo de paño; luego una tela de los tocadores; después, el tocador en sí; más tarde, la acción de vestirse y, por último, el baño en sí.
En la imagen, urinario que el rey Eduardo VII se hizo instalar en la estación de Wolferton, en Norfolk (Reino Unido), y que estaba reservado solo a jefes de Estado.
Con vistas a la nieve
Al principio, las aguas residuales de los baños iban a parar a pozos negros muy desatendidos; no fue hasta mediados del XIX cuando las ciudades iniciaron su red de alcantarillado. Londres, por ejemplo, inauguró el suyo en 1865 de la mano de Joseph Bazalgette.
En la imagen, servicio público ubicado en las pistas de esquí de Icefall Lodge, en Canadá, que permite observar los espectaculares saltos de snowboard (tabla de nieve, deporte extremo de invierno).
El toque de humor
Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos, instaló tres retretes interiores en su residencia de Monticello. Funcionaban con cisternas situadas en la azotea que acumulaban el agua de lluvia y posiblemente fueron los primeros de este tipo en el país del norte.
En la imagen, urinarios ubicados en un restaurante de la India.
Un servicio para el pueblo
Las letrinas públicas de los romanos tenían veinte o más asientos juntos y la gente las utilizaba de forma desinhibida. Sentirse cómodo en el baño con desconocidos fue algo que se prolongó hasta tiempos modernos.
En la imagen, baño público en China, donde abundan estas instalaciones que en la mayoría de los casos no son más que un agujero en el suelo sin separación. Aunque para la mentalidad occidental resulten chocantes, la población china los suele usar sin ningún pudor.
Hasta el infinito y más allá
¿Cómo ir al baño en el espacio? En el inicio, los trajes espaciales tenían bolsas de pañales para contener las deposiciones. Con el tiempo, se ha desarrollado un tipo de servicio similar al de la tierra, con la diferencia de que hay que usarlo con correas (por la falta de gravedad) y de que los residuos van a parar a bolsas plásticas que luego son compactadas y selladas.
En la imagen, primera versión de la NASA de un toilet para la gravedad cero.
Cuidado con las heladas
Tal y como explica ‘En casa. Una breve historia de la vida privada’, Carlos II siempre iba al servicio acompañado por dos criados, mientras que la casa del presidente George Washington tenía un retrete con dos asientos, uno al lado del otro.
En la imagen, una letrina solitaria situada en pleno bosque de la Columbia Británica, en Canadá. Da frío con solo mirarla.
Una parada en la carretera
Según cuenta Bill Bryson, los ingleses destacaron durante mucho tiempo por su despreocupación por la intimidad para hacer sus necesidades. La gente solía aliviar sus ganas al borde de los caminos o en los alrededores de los edificios.
En la imagen, baño con ducha incorporada a disposición de quienes transiten por los caminos de Islandia, al norte de Europa.
Al estilo budista
El evento más importante para los inodoros con cisterna fue la Gran Exposición de Londres de 1851, donde más de 80.000 personas los pudieron admirar. A mediados del siglo XIX, ya había instalados en Londres unos 200.000 de estos dispositivos a pesar de su alto precio.
En la imagen, baño en las cercanías del templo de Rizong, en la montañosa Cachemira, India.
Miles de años en una foto
Una de las secciones de la Bienal de Venecia de arquitectura comisariada por Rem Koolhaas fue la dedicada al retrete dentro de la exposición “Elementos de la arquitectura”. La sección mostraba su historia desde las letrinas de tiempos de los romanos, con el asiento de piedra en forma de carro, hasta la actualidad, con el blue diversion toilet. Se trata de un wáter de vivo color azul de bajo coste, cuyo uso logra condiciones de higiene óptimas, libre de patógenos y siempre con agua en buenas condiciones. El wáter, ideado por un equipo liderado por una mujer, Tove Larsen (ingeniera química del Instituto Federal Suizo de la Ciencia y Tecnología del Agua), es ideal para áreas pobres o degradadas, y ha sido desarrollado por un equipo suizo de ingenieros y expertos en aguas dentro del programa “Reinventar el wáter como reto” de la Fundación Bill y Melinda Gates. Ya ha sido testado en países como Uganda y Kenia.
De todos los colores
Estados Unidos siempre fue por delante del resto del mundo en la instalación de cuartos de baño privados, debido al impulso de los hoteles. El primer establecimiento hotelero que ofreció baño en todas las habitaciones fue el Mount Vernon Hotel, en Cape May (Nueva Jersey).
En la imagen, festivos urinarios en Hamleys, unos grandes almacenes de juguetes para los niños, en Londres
El urinario de Rem Koolhaas
Los retretes se han convertido en un espacio también para el diseño. Es el caso de este urinario, creado por el arquitecto Rem Koolhaas, ganador del Pritzker (el Nobel de la arquitectura), en colaboración con el fotógrafo Erwin Olaf.
Se trata de baños públicos para Groninga, una ciudad universitaria holandesa donde más del 50 por ciento de sus habitantes son menores de 35 años.
Un mirador único
Este baño es uno de los más curiosos del mundo: está situado en la cima del californiano monte Whitney, a más de 4.400 metros sobre el nivel del mar, y permite contemplar un paisaje excepcional, el que se vislumbra desde la cima más elevada de los Estados Unidos continentales.
Un baño para los pobres
En el mundo hay más de 2.500 millones de personas que no tienen acceso a los servicios sanitarios. La Fundación de Bill y Melinda Gates ha lanzado un concurso para reinventar el inodoro, con el que mejorar las condiciones de higiene en los países en vías de desarrollo.
En la imagen, el ganador de la edición de 2012, un diseño de Caltech. Se trata de un wáter que funciona con energía solar y que genera fertilizantes, hidrógeno y electricidad.
Fuente
Miguel Á. Medina y Eva María Tomé Rabadán
http://elviajero.elpais.com