Edición N° 421 - Mayo 2018

Noti Mandu'a

 
  • Equipos de dos personas compiten en el Spec Mix Bricklayer 500, la competencia más grande mundo para gente que pone ladrillos.

  • Robots de la construcción dieron una demostración de cómo funciona el SAM 100 en la competencia Bricklayer 500.

 

En la pelea albañil vs robot, todavía ganan los humanos

El futuro todavía no llegó...pero está cerca.

Las Vegas. Los albañiles trabajaban con eficacia implacable, cuchareando y colocando mezcla en un ladrillo tras otro, apisonando cada uno para asegurar que todo quede nivelado. Una hora después, mientras miles de espectadores observaban, habían construido un tramo de pared que sería el trabajo de un día para un albañil construyendo a un ritmo normal.

“Cuando coloco ladrillo estoy al borde de la locura”, dijo Matt Cash, de Charlotte, Carolina del Norte, campeón que defendía su título en el Spec Mix Bricklayer 500, la competencia de albañiles más grande del mundo.

Al otro lado de este estacionamiento detrás del Centro de Convenciones de Las Vegas, un robot avanzaba a un ritmo más lento y pesado. Fue bautizado como SAM, diminutivo de “semi-automated mason” (albañil semiautomatizado) y si participara en la competencia, sin duda perdería.

En esta contienda, los humanos repelen el futuro con cuchara y músculo. Pero quizás no dure. Los albañiles se están volviendo cada vez más difíciles de encontrar. A pesar de que los salarios han aumentado, hay una escasez de trabajadores. Además, la productividad -qué tanto de un muro de ladrillos puede completar un jornalero en una hora de trabajo- no es mucho mayor que hace dos décadas. Las herramientas más importantes para la albañilería -cuchara, balde, cuerda y carretilla- no han cambiado mucho a través de los siglos.

Estos factores parecería que ponen al oficio en riesgo de ser dominado por robots.

Sin embargo, los participantes humanos en esta competencia no estaban preocupados. SAM está lejos de ser adoptado de forma generalizada. Sólo hay once de ellos y cuestan aproximadamente 400 mil dólares cada uno, una cantidad exorbitante para muchos contratistas pequeños. Las máquinas no pueden trabajar en esquinas o curvas, ni leer planos. SAM también exige que los trabajadores carguen sus ladrillos, le rellenen la mezcla y limpien las juntas de los ladrillos.

Lo que SAM sí hace es trabajar sin que le dé sed, enfermarse o cansarse. En ciertas formas, compite en una carrera diferente.

“No se trata de si ganamos o no en la primera hora”, dijo Scott Peters, presidente de Construction Robotics, el fabricante de la máquina. “Sencillamente nos gustaría verlos en la cuarta hora”.

Jeff Buczkiewicz, presidente de la Asociación de Contratistas de Albañilería de Estados Unidos, reconoció que hay un papel para los robots. “Harán posible que no necesitemos tantos trabajadores, pero en vista de la escasez que vemos ahora, eso es probablemente algo bueno”, dijo Buczkiewicz.

El énfasis en la labor fue evidente en enero. Los competidores realizaban una tarea de por sí físicamente exigente a un ritmo agobiante. Para cuando terminó, movieron más de 600 ladrillos que pesan casi 1,5 kilos cada uno. Los ganadores de este año fueron David Chávez y Miguel Contreras, de Texas.

 

Fuente

Quoctrung Buly y Roger Kisby

© 2018 The New York Times

www.clarin.com

 

 

Revista

Ver ediciones anteriores

Suscribete

Y recibí cada mes la revista Mandu'a

Suscribirme ahora