Edición N° 416 - Diciembre 2017

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Jaeggli en campaña con repartija de dinero

El precandidato a senador por el Plra, Alfredo Jaeggli,  apeló a una controvertida estrategia de campaña repartiendo dinero en efectivo durante un acto proselitista en el barrio Zeballos Cue de Asunción.

En un momento determinado extrajo varios fajos de billetes de 50.000 guaraníes siendo él mismo el encargado de la repartija.

El polémico exlegislador liberal sostuvo que “está harto de competir con políticos que compran la voluntad de la gente, solo en busca de votos, y que su intención es ayudar a la gente necesitada, “sin recibir nada a cambio”. Y agregó que eligió este nuevo método “porque es mi dinero (obtenido de manera limpia) y estoy podrido de tener que competir con gente que da trabajo con plata mal habida y no se sabe ni como hacen plata”.

Reveló que en total distribuyó unos  diez millones de guaraníes y que esto se repetirá en todos sus actos proselitistas.

La repartija no escapó a los cuestionamientos, especialmente a través de las redes sociales, criticando esta forma de hacer política, aprovechándose de la necesidad de las personas, en su mayoría de escasos recursos.

 

UH y Abc

03 y 04.11.17

 

El comentario

Con su único argumento

Cuando, a fines de 1981, irrumpió en el Plra como un benefactor que venía a ofrecer su generoso auxilio, el exsenador Alfredo Jaeggli  ha tenido un proceder que, como mínimo podría, calificarse de poco decoroso. Ex stronista, lo que admitió públicamente al declararse muy amigo de Gustavo Stroessner, no tardó en dar a conocer su intención de llegar al senado ofreciendo una dispendiosa donación que fue desestimada por el liderazgo prevaleciente en aquel tiempo. Formó entonces su propio movimiento y se ocupó de ganar adhesiones con el mismísimo argumento que utiliza hasta hoy, el único que al parecer conoce.

Connotadas figuras azules lo acusan de haber sido el principal promotor de la corrupción que hoy ha cundido en esta agrupación, la que hasta ayer nomás ostentaba el blasón de haber dado al país grandes estadistas y que, en su centenaria y altiva tradición, su principal acervo fue siempre la decencia de sus dirigentes.

Fue vocero de Wasmosy cuando ya los parlamentarios colorados se sentían reacios a apoyarlo y en sus afanes electorales trajo del Alto Paraná a la Cámara de Diputados a vulgares personajetes de la calaña del dúo “sombrerito”, que integraban Waldemar Zárate y su carnal Chilavert, ambos de triste memoria.

Posteriormente se prestó a Lino Oviedo, cuando éste aún era colorado, en su proyecto de allanar el camino para el golpe cuartelero, iniciando una campaña de desestabilización de las instituciones de la República y en ese juego movilizó a Zárate, Chilavert y otros incondicionales quienes, desde emisoras del interior y en la capital apoyado por la 970 con Raúl Melamed, se encargaron del trabajo sucio.

No pudo ser reelecto por lo que en siguientes ocasiones apeló a la seguridad de ubicarse en lugar elegible en una omnipotente lista sábana.

Cuando los mandamases de estas listas se negaron a incluirlo, ni aún con su generoso aval, como en la pasada elección del 2013, debió resignar sus ambiciones a la espera de mejores tiempos y ahora, avizorando que dicho momento ha llegado, lo tenemos de vuelta en escena, con su cinismo y desfachatez de siempre, acompañado del único argumento que puede ofrecer: “el poderoso caballero don dinero”.

 

 

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