Edición N° 444 - Abril 2020
PREMIO PRITZKER 2020
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El dúo compuesto por Yvonne Farrell y Shelley McNamara. Galardonadas del 47° Premio Pritzker de Arquitectura.
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El medallón de bronce otorgado a cada laureado del Premio Pritzker de Arquitectura se basa en los diseños de Louis Sullivan, famoso arquitecto de Chicago conocido como el padre del rascacielos.
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Vista del Campus Universitario UTEC Lima
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Miembros del jurado
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Vista del Instituto Urbano de Irlanda.
Las ganadoras del 47º Premio Pritzker de Arquitectura fueron anunciadas el pasado martes 3 de Marzo: las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara.
Las ganadoras del 47º Premio Pritzker de Arquitectura fueron anunciadas el pasado martes 3 de Marzo: las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara, fundadoras de Grafton Arrchitects y comisarias de la Bienal de Venecia 2018.
¿Qué es el Premio Pritzker? ¿Y por qué es tan importante?
El Premio Pritzker es frecuentemente llamado el Nobel de la arquitectura. Este premio anual reconoce a un arquitecto o arquitectos vivos cuyo trabajo “ha producido
contribuciones consistentes y significativas a la humanidad a través del arte de la arquitectura”. La prominente familia Pritzker de Chicago estableció el premio a través de la Fundación Hyatt en 1979. En esa ocasión, el arquitecto estadounidense Philip Johnson se convirtió en el primer ganador, por un conjunto de obras que incluye la Glass House en New Canaan, Connecticut. El premio consiste en 100.000 dólares y un medallón de bronce.
¿Cuál es su importancia?
Muchos en el campo ven al Pritzker no sólo como una validación del trabajo de un individuo sino también como un reconocimiento de la profesión.
En el amplio espectro de sus laureados, el premio refleja que la innovación y el trabajo de calidad “no salen de un solo lugar”, dijo Thom Mayne, que ganó en el 2005. El señor Mayne, fundador de la empresa Morphosis, con sede en Los Ángeles, dijo que la diversidad de los laureados pone de relieve que el campo no se limita al diseño formal. “Conecta la calidad de la arquitectura con atributos sociales, políticos y culturales más amplios”, añadió.
¿Cómo se eligen los laureados?
El director ejecutivo del Premio Pritzker solicita nominaciones de los antiguos ganadores, académicos, arquitectos y críticos del campo. Además, cualquier arquitecto licenciado también puede presentar una designación para su consideración. El laureado es seleccionado por un jurado compuesto por cinco a nueve profesionales, que prestan servicio durante varios años, de modo que cada panel incluye miembros antiguos y nuevos.
¿Quiénes han recibido esta distinción?
El Pritzker ha sido otorgado a un número de “arquitectos estrella” occidentales, como Frank Gehry, Rem Koolhaas y Zaha Hadid. También se ha concedido a figuras significativas como Balkrishna Doshi, el arquitecto indio, que ganó a los 90 años, y al trío español Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta, primera ocasión en la que el premio se adjudicó a tres personas a la vez.
El Pritzker acumula 42 ediciones ininterrumpidas y 22 son los países con al menos un arquitecto o arquitecta ganador(a).
En la mitad de las ocasiones el premiado ha sido europeo; América, Asia y Oceanía se reparten las otras ediciones, mientras que ningún arquitecto o arquitecta africano ha sido distinguido con el premio, convirtiendo al continente en el único sin galardonados.
Polémica y reivindicación feminista
En términos de género, solamente cinco mujeres han ganado el galardón: Zaha Hadid (2004), Kazuyo Sejima (2010, junto con Ryue Nishizawa), Carme Pigem (2017, junto con Ramón Vilalta y Rafael Aranda) y la dupla integrada por Yvonne Farrell y Shelley McNamara en el 2020. Por su parte, en el 2012, Lu Wenyu, socia y esposa de Wang Shu, rechazó la propuesta de compartir el lauro, aduciendo que “quiero una vida y prefiero pasarla con mi hijo”.
En tanto, en el 2013, Denise Scott Brown pidió que se le reconociera retroactivamente el premio de 1991, que fue otorgado a su socio de diseño y marido, Robert Venturi. Miles de profesionales firmaron una petición solidarizándose a la causa, pero el comité del Pritzker se negó a revisar la decisión, argumentando que “un nuevo jurado no puede reabrir o volver a juzgar el trabajo de un jurado anterior”. En el momento del premio, la señora Scott Brown había sido socia de la oficina que lleva el nombre de la pareja, Venturi Scott Brown & Asociados, durante 22 años y coautora con su marido del fundamental texto postmoderno “Aprendiendo de Las Vegas”.
¿Cuánto afecta el premio a la carrera de un laureado?
Eso depende. El señor Mayne dijo que no había forma de saber cuánto afectó a su trabajo, mientras que la señora Pigem dijo que desde que recibió el premio, su equipo siente que hay más ojos sobre ellos. Y añadió que, “te ayuda a tener más responsabilidad”.
Cuando Norman Foster ganó en 1999, usó el dinero del premio a fin de iniciar un fondo para conceder becas de viaje a los estudiantes a través de la Fundación Norman Foster.
Las galardonadas de la edición 2020
Este año, el Premio Pritzker ha sido otorgado a las arquitectas y educadoras Yvonne Farrell y Shelley McNamara de Grafton Architects. Con sede en Dublín, Irlanda, las galardonadas son reconocidas por sus intervenciones contextuales y modernas que están atentas a la historia, demostrando altos niveles de sensibilidad y artesanía.
Las arquitectas se conocieron en la School of Architecture de la University College Dublin (UCD). Al graduarse, a Farrell y McNamara se les ofreció la oportunidad de enseñar. De hecho, siempre han considerado esta parte de la profesión como una “realidad paralela y una forma de destilar experiencia, para luego dársela a las otras generaciones que vienen”. Han sido conferencistas en muchas instituciones educativas mundiales, incluyendo la École Polytechnique Fédérale de Lausanne y la Academia di Architettura di Mendrisio.
Juntas Farrell y McNamara han diseñado proyectos no solo en el Reino Unido, sino también en Francia, Italia y Perú. En este último país, Grafton Architects diseñó la aclamada, pero controversial Universidad de Ingeniería y Tecnología (Utec) en Lima, la cual ganó la primera edición del Riba International Prize en el 2016 y fue, además, finalista del Mies Crown Hall Americas Prize (Mchap) ese mismo año.
El dúo que estuvo detrás de la Bienal de Venecia del 2018, describe a la arquitectura “como una de las actividades culturales más complejas e importantes del planeta”.
Cita del jurado
Yvonne Farrell y Shelley McNamara han desempeñado juntas su papel como arquitectas por cuarenta años, lo que refleja claramente los objetivos del Premio Pritzker: reconocer el oficio de la arquitectura, así como el constante servicio a la humanidad con un equipo de trabajo que va dejando un legado importante.
En su práctica profesional con Grafton Architects en Dublín, Irlanda, desde 1978, han perseguido de manera constante una arquitectura de alta calidad para contextos específicos, tomando en cuenta sus funciones y específicamente las personas que habitarían y usarían estos nuevos espacios. Su obra incluye edificios educativos, viviendas e instituciones culturales y cívicas. Siendo pioneras en un campo que tradicionalmente ha sido y sigue siendo una profesión dominada por los hombres, Yvonne Farrell y Shelley McNamara, son ejemplos destacados para todos aquellos que quieren forjar una ejemplar carrera profesional.
Muchos de sus edificios están ubicados en su país de origen, Irlanda, pero a través de concursos, han ganado importantes comisiones para otros lugares del mundo, como Italia, Francia y Perú. Con una profunda comprensión del lugar obtenido a través de su investigación, agudos sentido de observación, exploraciones abiertas y siempre curiosas y un profundo respeto por la cultura y el contexto, Farrell y McNamara pueden hacer que sus edificios respondan a un entorno y una ciudad de la manera más adecuada, mientras siguen siendo frescos y modernos. Esta profunda comprensión del “espíritu de lugar” significa que sus trabajos mejoran la comunidad local. Sus edificios son “buenos vecinos” que buscan hacer una contribución más allá de los límites del edificio y hacen que una ciudad funcione mejor.
El esquema North King Street Housing en Dublín (2000) es un ejemplo de esto: crea un patio interior y un respiro de las concurridas calles adyacentes.
Su enfoque hacia la arquitectura siempre es honesto, revelando una comprensión de los procesos de diseño y construcción, desde estructuras a gran escala hasta los más mínimos detalles. A menudo es en estos detalles, especialmente en edificios con presupuestos modestos, donde se puede sentir un gran impacto.
Por ejemplo, el Instituto Urbano de Irlanda (Dublín, 2002) emplea lo que los arquitectos llaman una “piel hecha a mano” para crear un edificio visualmente interesante a través de cambios en los materiales que responden a las aberturas, pliegues, necesidades de sombra y otras preocupaciones.
Al mismo tiempo, utiliza metodologías de control ambiental, buenas prácticas y sentido común para un edificio eficiente y sostenible. En un sitio especialmente sensible en Dublín, las oficinas magistrales del Departamento de Finanzas (2009) dan fe de su conocimiento y cuidado en la selección de materiales y técnicas de construcción con una barandilla y puerta de bronce cuidadosamente hechas a mano y piedra caliza lijada en las fachadas.
Las arquitectas son hábiles y exitosas trabajando a muchas escalas, desde grandes edificios institucionales hasta una casa de poco más de 100 metros cuadrados. Sin gestos grandiosos o frívolos, han logrado crear edificios que son presencias monumentales cuando es apropiado, pero aun así están divididos en zonas y detallados de tal manera que produzcan espacios más íntimos que crean comunidad dentro. En sus grandes edificios, como el Campus Universitario Utec (2015) en Lima, Perú o el Edificio de la Escuela de Economía (2008) en la Universita Luigi Bocconi, han logrado una escala humana a través de la composición de espacios y volúmenes de diferentes tamaños. Los diálogos que crean entre edificios y alrededores demuestran una nueva apreciación tanto de sus obras como de su lugar.
Como una constante en su enfoque, las arquitectas entienden cómo diseñar secciones complejas de edificios de tal manera que las vistas conecten los profundos espacios interiores con el reino exterior más amplio, permitiendo que la luz natural penetre y anime espacios profundos dentro de un edificio.
A menudo, la luz fluye desde tragaluces o ventanas de pisos superiores a través de los interiores de sus edificios, brindando calidez e interés visual, ayudando a los habitantes a orientarse fácilmente en los espacios y brindando la conexión siempre necesaria al exterior
Por su integridad en su enfoque tanto de sus edificios, como por la forma en que llevan a cabo su práctica, su creencia en la colaboración, su generosidad hacia sus colegas, especialmente como se evidencia en eventos como la Bienal de Venecia 2018, su compromiso incesante con la excelencia en arquitectura, su actitud responsable hacia el medio ambiente, su capacidad de ser cosmopolitas al mismo tiempo que abrazan la singularidad de cada lugar en el que trabajan, por todas estas razones y más, Yvonne Farrell y Shelley McNamara reciben el Premio Pritzker de Arquitectura 2020.
Miembros del jurado
- Stephen Breyer (presidente): juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos. Washington DC.
- André Aranha Corrêa do Lago: crítico de arquitectura, curador y embajador brasileño en la India. Nueva Delhi.
- Barry Bergdoll: historiador de arquitectura, educador, curador y autor. Nueva York.
- Deborah Berke: arquitecta y educadora. Nueva York.
- Kazuyo Sejima: arquitecta y Premio Pritzker 2010. Tokio, Japón.
- Benedetta Tagliabue: arquitecta y educadora. Barcelona, España.
- Wang Shu: arquitecto, educador y Premio Pritzker 2012. Hangzhou, China.
- Martha Thorne (directora ejecutiva): decana, IE School of Architecture & Design. Madrid, España.
Fuente y fotografías:
www.pritzkerprize.com/laureates/2020