« Volver al detalle


Año 42 - N° 497 - Septiembre 2024

Editorial

Todavía no estamos mejor

El presidente de la República Santiago Peña, en su campaña proselitista previa a las elecciones generales del año pasado, había utilizado el eslogan “Vamos a estar mejor”. Ello apuntaba, principalmente, a la economía puesto que se sabe que esto es el motor esencial de un país.

El “Vamos a estar mejor” partía de una promesa atrayente: crear 500 mil puestos de trabajo en cinco años. Para ello había que crear las condiciones para una reactivación económica ya que la pandemia había destrozado un buen porcentaje de las empresas, sobre todo las más pequeñas. Eso implicó pérdida de ingresos para trabajadores, emprendedores y empresarios.

A poco más de un año del gobierno vigente, sin embargo, no se notan horizontes claros de que esa promesa se cumplirá al menos en buena parte. Es cierto que hay señales que podrían ayudar a alcanzar ese objetivo, pero muchos de ellos están verdes aún.

Una de esas señales es que la calificadora de riesgos económicos Moody’s, de alcance mundial, otorgó este año a Paraguay el rango de grado de inversión. Esto traerá aparejada la mejoría en los intereses de créditos y atraerá inversiones del exterior.

Otro factor en el que la administración del país cifra su potencial es en la ocupación de mano de obra ociosa en la construcción de viviendas, escuelas, hospitales regionales y rutas. Estiman que el sector podría dar trabajo formal a más de 100 mil personas.

El presupuesto es que esos nuevos empleos tendrán la fuerza colateral suficiente, para, en un efecto dominó, se expandan a otros sectores y se multipliquen aún más las fuentes de empleo.

Del dicho al hecho, sin embargo, hay mucho trecho. Algunas inversiones se han concretado, pero son mínimas aún. Y hay que ver si las grandes llegan porque si bien se salvó el escollo de la calificadora, la realidad ofrece graves obstáculos: uno de ellos es la inseguridad jurídica.

En lo de las construcciones, todavía son proyectos en gran parte. Habrá que ver cómo se presenta el panorama en el futuro inmediato.

En otras áreas, el panorama también es incierto. La bajante del río Paraguay es un serio obstáculo para el transporte de mercaderías. La sequía también acecha al agroproductor a gran y pequeña escala. La agricultura familiar es propaganda de discurso porque los campesinos pobres están cada vez más pobres.

A nivel nacional, los precios de los artículos de primera necesidad suben silenciosamente. En el supermercado, en la despensa y en los escasos almacenes que persisten se nota que la inflación de un dígito no pasa de ser manipulación política para dar una falsa sensación de estabilidad.

Es necesario que el gobierno de Peña empiece a dar señales de que, de a poco, ya estamos mejor. De lo contrario, su caballito de batalla se volverá contra él. Y saldremos perdiendo todos, como Nación.

 
 

Revista